El estrés es un factor cotidiano que promueve picos en la presión arterial.
Cuando atravesamos un fuerte momento de estrés, nuestro cuerpo comienza a estar en un modo constante de lucha, huida o advertencia. A nivel físico, esto significa una frecuencia cardíaca más rápida y vasos sanguíneos constreñidos (vasoconstricción).
Además, cuando experimentamos un estrés frecuente, es probable que participemos en otros comportamientos como beber alcohol o comer alimentos poco sanos, que pueden afectar negativamente la presión arterial.
Varios estudios demuestran que reducir el estrés ayuda a bajar la presión arterial. Basados en evidencia, podemos recomendar lo siguiente:
- Escucha música relajante: Puede ayudarte a relajar el sistema nervioso. Las investigaciones han demostrado que es un complemento efectivo junto con otras terapias para la hipertensión.
- Trabaja menos: El trabajo en exceso y las situaciones estresantes están relacionadas con una presión arterial alta.
En resumen: El estrés crónico puede contribuir a la hipertensión. Encontrar formas de manejar el estrés puede ayudarnos.
Referencias:
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