La causa más frecuente de debilidad o cansancio es la deshidratación. Si al final del día estás con ganas de tumbarte, el primer remedio a probar es tomar líquidos.
Muchas veces no consumimos suficiente agua. Si es así, ya sabes qué hacer: ¡Hidrátate!. Comienza tomando un caldo (de sal) o una bebida que tenga electrolitos como una limonada alcalina o un suero de rehidratación. Tómala a media tarde y observa si la sensación de debilidad mejora.