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Cuando se haga el inventario de la comida exótica en el mundo, los jutes ganarán el primer premio.  Nunca un ingrediente huele tan mal cuando se cosecha y produce un manjar al cocinarlo. Esta no es una receta para hacer en casa, sino en una finca en Boyacá, apartada de todas las demás.  Me explico: en Boyacá la gente, que es inteligente, esconde unas mazorcas recién cosechadas en el fondo de una acequia.  Las entierran bajo el lodo, pero de noche, para que los vecinos no las ambicien y se las roben cuando sea el tiempo de cosechar.  Meses después, estas mazorcas han fermentado y al sacarlas, hay que correr a casa a prepararlas, porque el hedor inunda la comarca entera. Sólo cuando están cocidas dejan de oler mal y transforman una sopa común en un plato inexplicablemente delicioso.

Ingredientes

  • 8 jutes o mazorcas fermentadas en agua corriente
  • 3 libras de espinazo de cerdo picado en trozos
  • 3 tallos de cebolla larga picados
  • 1 libra de frijoles verdes
  • 1 libra de arracacha pelada y picada
  • 3 plátanos topochos verdes, pelados y partidos con la uña
  • 1 libra de ahuyama pelada y picada en trozos
  • 1 libra de cuajada fresca
  • cilantro picado al gusto
  • sal y pimienta al gusto

Preparación

  1. A los jutes se les quitan los ameros y las mazorcas se parten en pequeños trozos. Si prefieres, puedes desgranarlos con cuidado.
  2. Cocina en una olla con suficiente agua los jutes con carne, alverjas, frijoles, arracacha, cebolla larga, sal y pimienta al gusto. A partir del hervor cuenta 1 hora.
  3. Luego agrega plátano topocho y ahuyama. Deja cocinar la preparación hasta que todo esté blando (aproximadamente 20-30 minutos).
  4. Baja del fuego y agrega cuajada desmenuzada con los dedos. Sirve con cilantro picado al gusto. Dadas sus características, es plato único.

 

Fuente: Ángela Caro Díaz, instituto Humboldt (entrevista y trabajo de campo, 2006)