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Hace un siglo, el médico japonés Hakaru Hashimoto descubrió que la inflamación provocada por anticuerpos causaba mal funcionamiento de la glándula tiroides y síntomas de hipotiroidismo, esto se observaba en personas con síntomas como fatiga, estreñimiento, piel seca o aumento de peso, y en muchos casos, incluso sin síntoma alguno.

Una de cada cinco personas tiene hipotiroidismo, aunque sólo la mitad de ellas lo saben. Y para el 97% de ellas, la causa es la tiroiditis de Hashimoto.

Alessio Fasano, médico italiano, gastroenterólogo e investigador pediátrico, describe tres condiciones necesarias para que se cause o se mantenga esta tiroiditis de Hashimoto.

  1. Una predisposición genética
  2. Unos disparadores que “enciendan” los genes
  3. Una permeabilidad intestinal alta (“un intestino poroso”)

Según el Dr. Fasano, si se puede eliminar al menos uno de los factores desencadenantes de nuestra disfunción tiroidea, nos podemos curar. Los desencadenantes más comunes de la tiroides de Hashimoto son:

  • Sensibilidad a los alimentos (el gluten y los lácteos son los principales culpables)
  • Infecciones crónicas
  • Estrés (baja resistencia al estrés)
  • Toxinas ambientales
  • Disfunción del hígado
  • Permeabilidad intestinal alterada

Pero también existen otros desencadenantes frecuentes: los medicamentos, ya que algunos destruyen las células de la glándula tiroides, afectan la producción natural de las hormonas, afectan los procesos inmunes de la glándula tiroidea, pueden contener rellenos de lactosa o gluten u otras substancias que desencadenan la tiroiditis o causan toxicidad.

Miremos cada uno de ellos:

Litio

Las formas carbonato y citrato de litio se usan como tratamiento en trastornos bipolares y depresión y además se encuentran en el agua potable. Este mineral termina acumulándose en el tiroides. Inhibe la síntesis de hormonas tiroideas y también causa autoinmunidad y destrucción de células de la glándula. Hasta la mitad de las personas que toman litio presentan hipotiroidismo sintomático o subclínico. (1-5)

Amioradona

Un antiarrítmico que se usa en pacientes cardíacos, es rico en yodo y se acumula en la tiroides, porque aporta yodo 50 a 100 veces de la ingesta diaria óptima. El 3% de las personas que la consumen, desarrollan hipertiroidismo, mientras que del 6 al 24% desarrollan hipotiroidismo. (6-13)

Flúor

Este mineral es típicamente usado para tratar el agua, como ingrediente en dentríficos, usado en programas de salud oral obligatorios y también se encuentra en bebidas embotelladas y como relleno en cápsulas, comprimidos y tabletas de muchos medicamentos comunes (lipitor, celebrex, cipro, diflucan, prevacid, prozac y muchos más)

Hasta en los años 50 se usó para tratar el hipertiroidismo, pues suprime la glándula tiroides en dosis de 1 a 4 mg diarios. Pero se usa para tratar el agua de los acueductos y quienes la toman sin filtrar terminan consumiendo entre 1,6 y 6 mg diarios: no es extraño que se reporten tasas más altas de hipotiroidismo en poblaciones con agua potable que contiene flúor.

Además, inhibe la producción de la hormona TSH y puede causar inflamación y muerte de las células de la tiroides.

Para eliminar el flúor del agua que consumimos, es adecuado instalar un filtro de ósmosis reversa (o de carbón activado), también sugerimos buscar cremas dentales sin flúor. También recomendamos tomar el aminoácido Taurina o el GABA, dos suplementos que ayudan a eliminar flúor del organismo. (14-18)

Estrógenos orales

Se usan como anticonceptivos y en terapia de reemplazo hormonal en mujeres con menopausia. Aumentan la globulina fijadora de tiroxina (o TBG), que se encarga de transportar la hormona T4. Esto hace que haya menos T4 libre circulando y disponible, por lo cual se eleva la TSH.

Los estrógenos también reducen el selenio, el zinc y la tirosina, tres de los ingredientes de una buena función tiroidea… y por si fuera poco, muchos contienen lactosa.

Inhibidores de la bomba de protones

Los inhibidores están entre los fármacos más usados en el mundo: incluyen omeprazol, lanzoprazol, esomeprazol y el resto de esta familia.

Reducen la absorción de levotiroxina, razón por la cual se recomienda tomarlos con horas de diferencia (o tomar la hormona con el zumo de 1 limón o con 1 cucharadita de vinagre de sidra de manzana, disueltos en agua). Pero la mejor recomendación es resolver la falta de ácido clorhídrico (y la mucosa del estómago lastimada) que ocasionan la gastritis y el reflujo, usando Betaína HCl y Pepsina, dos suplementos que ayudan a resolver este problema gastrointestinal. (19-23)

Interferón

Este grupo de fármacos se usa para tratar cánceres, infecciones virales (como la Hepatitis C) y otras enfermedades. Las personas que usan con frecuencia Interferón alfa A terminan con hiper e hipotiroidismo, afortunadamente transitorios. (24-28)

Accutane

Este derivado de la vitamina A, llamado isotretinoína, aumenta la TSH y podría estar involucrado en el desarrollo de la enfermedad autoinmune. (29-31)

Yodo

Si bien la deficiencia de yodo es la causa de hipotiroidismo en muchas parte del mundo (y ciertamente era la causa del bocio en el pasado, el exceso de yodo causa tiroiditis por daño a las células en algunas personas que tienen predisposición genética a la enfermedad autoinmune o con deficiencia de selenio (otro mineral). (32, 33)

Botox

Esta toxina es una bacteria mortal, el Clostridium botulinum, se usa popularmente como corrector de arrugas. Pues es una de las causas de la autoinmunidad. (34, 35)

Otros más que causan alteraciones de la tiroides

Para mencionar sólo los de uso más frecuente, la prednisona (que suprime la producción de TSH), algunos antidepresivos (que actúan sobre la dopamina), barbitúricos, fenitoína, cabamazepina y rifampicina (que aumentan la eliminación hepática de las hormonas tiroideas, colestiramina y otros que se usan para bajar el colesterol (y que bajan la absorción de las hormonas) y muchos más. (4, 20, 21)

 

Referencias:

Harari F, Bottai M, Casimiro E, et al. Exposición al litio y cesio a través del agua potable y la función tiroidea durante el embarazo: un estudio prospectivo de cohortes. Thyroid. 2015; 25 (11): 1199-208. doi: 10.1089 / thy.2015.0280

Kraszewska A, Abramowicz M, Chłopocka-Woźniak M, et al. El efecto del litio en la función tiroidea en pacientes con trastorno bipolar. Psychiatr Pol. 2014; 48 (3): 417-28.

Armitai M, Zivony A, Kronenberg S, et al. Efectos a corto plazo del litio sobre los recuentos de glóbulos blancos y sobre los niveles de hormona estimulante del tiroides sérica y creatinina en pacientes adolescentes hospitalizados: un estudio naturalista retrospectivo. J Child Adolesc Psychopharmacol. 2014; 24 (9): 494-500. doi: 10.1089 / cap.2013.0046