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Estas bebidas fermentadas, de maíz y de arroz, representan lo mejor del mundo indígena, aunque le pese a los sanitaristas, que hace un siglo le dieron la razón a un productor de cerveza para que censuraran el consumo de estas “chichas”. Pero pocos se atreven incluso hoy a defender lo obvio: que eran más sanas unas “medias nueves” (un snack, para los que no entienden bien el español) con una génova, un envuelto y un masato, que uno de café latte con cruasán. Y mucho más nutritivas, por supuesto.  Se hace en olla de barro, utensilio indispensable en toda cocina de cualquier clima.  Los de la Chamba, Tutasá, Ráquira o cualquiera de nuestros pueblos de alfareros todavía resisten.

Ingredientes

  • 1 libra de arroz
  • 1 libra de azúcar
  • 10 litros de agua
  • canela en astillas
  • clavos de olor

Preparación

  1. El día anterior prepararlo, deja remojando el arroz en agua a un nivel que lo cubra
  2. Al día siguiente, retira el agua y lava el arroz
  3. Pon a hervir 10 litros de agua
  4. Cuando esté hirviendo el agua, incorpora el arroz. Revuelve con frecuencia para que no se pegue o se ahume
  5. Agrega astillas de canela y clavos de olor
  6. Cuando el arroz esté bien cocinado –o sea “blandito y suelto”-, baja la olla y deja enfriar
  7. Pasa el caldo con el arroz por un cedazo o un cernidor, y disuelve el arroz frotándolo suavemente con la palma de la mano (se puede utilizar la licuadora en lugar del cernidor). Debe resultar un caldo espeso pero suave
  8. Agrega al caldo la libra de azúcar y pásalo a un mollo u olla de barro
  9. Deja en el mollo entre 8 y 15 días, según prefieras el masato suave o fuerte. Revuelve con frecuencia y pruébale el nivel de dulce. Agrega azúcar, canela o clavos si lo consideras necesario.
  10. Al servirlo en el vaso se le puede rociar polvo de canela.

 

Cocinera: Cecilia Walteros Camacho

Fuente: Enrique Sánchez